"Viajar y niños pequeños" esta combinación para algunos es sinónimo de ataque de pánico y para otros es, simplemente, una aventura más. No hace falta que hablemos de viajar muy lejos, a veces el simple hecho de coger el coche durante 20 minutos supone un rato muy incómodo para todos: los bebés se enfadan y lloran a pleno pulmón y los adultos enloquecen intentando no perder el sinsentido.